Escucha aquí el Relato:
Amor a mí misma
Estuviste tanto tiempo fuera de mi vida, que a veces pensaba que nunca habías pertenecido a ella. Solo tenía leves recuerdos, fugaces, en los que me transmitías tu arrojo y tu tesón. Esa absoluta seguridad de que lo que hacía, era lo que debía y quería hacer.
Pero tantas otras veces te fuiste lejos… que el miedo a defraudar a los demás, era tan grande, que tu imagen se nublaba, transformándose en un dulce sueño lejano.
La memoria me lleva a mis cuatros años, nuestros cuatro años ¿recuerdas? Cuando lo único que queríamos era reír y jugar. Yo deseaba ser yo, en tu compañía. Pero el corsé que me impusieron no hacía más que alejarte día a día, cada vez más.
Con esa faja apretada, mis movimientos eran meticulosos, perfectos. Mi comportamiento el más adecuado. Siempre educada. Pero el aire no llegaba bien a mis pulmones y poco a poco me apagaba por dentro, a medida que un extraño vacío comenzaba a crecer en mi interior.
La adolescencia fue más turbulenta ¿la recuerdas? En ella intentaste hacerte un lugar. Me empoderabas, me ayudabas a reivindicar mi esencia. Logré quitarme el corsé durante algunos momentos, pero la confrontación con los que me rodeaban era tan grande y el anhelo de su aceptación, que finalmente volvía a ponérmelo.
Ya no necesitaba que nadie me obligara a ello. Yo sola lo tomaba con cuidado y resignación, lo ponía sobre mi cuerpo y lo iba acordonando, desde la base de mi pelvis hasta mi corazón y en ese punto hacía un nudo fuerte, para que no se soltara, reduciendo mi movimiento y alejándote de mi vida de nuevo.
Con esa impecable prenda, siempre perfecta, inicié mi carrera profesional. Ahí ya no estabas y como no soportaba tu ausencia, en tu lugar puse una falsa confianza, con una gran sonrisa y una entrega absoluta a cualquier labor que realizara. Pura carnaza para los depredadores.
Y por supuesto, como carroñeros que eran, me sobrevolaron, hasta que uno se posó, con la promesa de hacerme llegar a lo más alto. Yo, en mi ingenuidad, le quise creer y permití que succionara hasta el último suspiro que quedaba de mí.
En las relaciones de pareja no fue mejor. Cuando ya no podía más, volvías a echarme una mano. A darme las fuerzas necesarias para decir ¡BASTA! Y soltar aquello que tanto daño me hacía.
Tantas veces te ignoré y sin embargo, tú siempre estabas ahí, esperando, paciente, a que en mí se abriera esa brecha que te permitiera el paso, para sacarme del agujero en el que había vuelto a caer.
Sin embargo, cuando mi hija comenzó a crecer dentro de mí, todo cambió. Tú ya no estabas dispuesta a alejarte más, ahora ya no y yo necesitaba que estuvieras a mi lado, porque solo con tu ayuda podría acompañar a mi pequeña para que sacara lo mejor de sí misma.
Y así comenzó nuestro viaje juntas.
Lo primero que hiciste fue poner un espejo frente a mí. Me miré durante horas y era incapaz de reconocer la imagen que veía en él. Solo observaba el reflejo de lo que los demás esperaban de mí y un gran agujero en el centro de mi pecho, que ni si quiera la presencia de mi niña era capaz de llenar.
La constancia, la fe absoluta de que este era el camino y tu apoyo incondicional, permitieron que un día gritara el ¡BASTA YA! definitivo.
No fue en un día, ni si quiera en un año, ni en cinco… el camino fue largo, pero enriquecedor y te aseguro, que volvería a recorrerlo una y mil veces, de hecho, en él continúo. Porque aunque por fin pude reconocerme frente al espejo y el vacío que tanto me atormentaba desapareció, el corsé estuvo tantos años cubriendo mi cuerpo, que a veces siento tentaciones de volver aferrarlo a mí.
En esos momentos te miro, te abrazo y vuelvo a guardarlo en el armario. Algún día, juntas, nos desharemos del todo de él.
Solo siento gratitud hacia ti, fiel amiga. Tú, Amor a mí misma, me hiciste salir de la oscuridad y por fin pude verme, amarme y respetarme.
FIN
Reflexión:
En este relato he querido reflejar el proceso de pérdida de la autoestima que, aunque parezca mentira, comienza muy pronto, cuando somos casi unos bebés. Pero también he querido mostrar su recuperación, porque por suerte es algo posible. No digo que sea sencillo, requiere de constancia, dedicación y valentía para dejar de ser lo que llevas siendo un montón de años, pero es posible y te aseguro que merece la pena.
Un día una amiga me comentaba que ella opinaba que lo más importante en esta vida, en relación con el Crecimiento Personal, era trabajar la Autoestima, aprender a amarse a uno mismo o a una misma y realmente estoy de acuerdo con ella, pero quizá el proceso no sea centrarse en esa autoestima en primer lugar, ni únicamente, si no comenzar por otros aspectos, que sin duda están relacionados y al final te llevarán a ese lugar.
Te lo explico…
Creo que en el instante en que una persona deja de ser ella misma no puede amarse. Puede fingir, puede crecerse ante los demás, parecer la persona más segura del mundo. Pero al final, lo que está manifestando, es algo que no es real, se trata de una ficción, una mentira y por muchas florituras que le ponga, nadie ama la mentira, ni siquiera la suya propia.
Por eso, y esto es una opinión personal, el camino de volver a amarnos pasa por descubrir quiénes somos en realidad. Desenmascararnos y descubrir el Ser Maravilloso que hay en nosotros, porque aunque creas que ese Ser no encaja en tu vida y en todo lo que te rodea, solo viéndole y reconociéndole podrás llenar el vacío que tanto te molesta y que llenas de mil cosas que nunca te aportan lo que necesitas.
Pero antes de iniciar ese Autoconocimiento o a la par del mismo, es fundamental aprender a calmar el ruido de la mente. Esos pensamientos que nos bombardean y nos limitan. Ese lenguaje interno que nos dice qué debemos hacer y cuándo, que nos castiga cuando no somos perfectos o cuando las cosas no han sido como se supone que deben ser. Esa “cabeza puñetera”, como le llama mi querida tía, que está constantemente mostrándonos futuros atroces y recordándonos pasados dolorosos.
Por supuesto que ese futuro se puede manifestar y desde luego que todos hemos tenido vivencias en el pasado que nos han causado un gran sufrimiento. Pero si nos quedamos ahí, en ese punto del regodeo y los pensamientos catastrofistas ¿Cuándo vivimos? ¿Cuándo disfrutamos de lo bueno que tenemos? Porque lo tenemos, no lo dudes, por muchas cosas horribles que haya en tu vida, también hay cosas bellas ¿Cuándo disfrutas de ellas?
Así que en el momento en el que hayas logrado calmar tu mente, será más sencillo gestionar tus emociones y desde ahí comenzar a quitar capas o Máscaras, como me gusta llamarlas. Una a una con tranquilidad, sin prisa, disfrutando del camino y de todo el aprendizaje que vas adquiriendo. Y cuando por fin te veas, quien de verdad eres, podrás amarte.
Amarás todas esas cosas que te encantan de ti y gestionarás y aceptarás las que consideres que debes cambiar. Pero todo desde el conocerte y reconocerte sin más mentiras.
Si te ha resultado interesante el podcast de hoy y te apetece, pégate una vueltilla por mi WEB www.elsecretodezoe.com y entra en formaciones.
- En la formación EMOCIONAL MENTE LIBRE trabajamos esa parte tan importante de la que ya te he hablado: La Calma Mental y la Gestión Emocional.
- Y con la formación DESENMASCÁRATE entramos en el mundo del Autoconocimiento, descubriendo y recolocando nuestras Máscaras, desbloqueando las Creencias y Patrones que nos limitan, dando luz a nuestras Sombras y aceptándolas y a partir de ahí, Amándonos.
Un Abrazo Inmenso!!!!
Gracias Borja Niso por cedernos tu música para acompañar con su dulzura cada uno de los podcasts.
Deja un comentario