HOY SOY QUIEN SOY GRACIAS A GEMA

El simple hecho de hablar con Gema ya es un placer. Con esa dulzura, paz, esa luz y la tranquilidad que transmite siempre, es mucho más fácil ponerse a trabajar en lo que debemos modificar y sanar en nosotros, cuando algo nos sucede.

En mi caso, acudí a Gema, porque algo no iba bien. Notaba a mi alrededor que sucedían cosas que hacían que mi vida no fuera como yo quería y me producía un estado de malestar y tristeza continua, no entendía nada y no sabía qué debía hacer.

Gracias a trabajar con Gema, a sus palabras, a seguir las pautas que consideraba necesarias: como trabajar aspectos en mí que necesitaban pequeños cambios y refuerzos, a leer y visualizar conferencias de psicólog@s siguiendo sus recomendaciones e incluso empezar a meditar y acercarme a ese mundo espiritual tan enriquecedor y sanador, en poco tiempo empecé a ver los cambios. Todo se iba acomodando a mi alrededor y era mucho mejor incluso que antes.

Siempre agradecida por haberme ayudado tanto. Puedo decir y afirmar, que hoy soy quien soy, gracias a Gema, con ella empecé a trabajar en mi crecimiento personal del que me siento inmensamente orgullosa.

Mil veces gracias.

ME ENCANTA EL ESTILO EMPÁTICO Y SERENO DE GEMA

Empecé a trabajar con Gema hace ya unos meses. Lo hice porque llegó un momento en el que las preocupaciones del trabajo, las responsabilidades y los problemas ocupaban todo el espacio en el “disco duro” de mi cabeza y sentía que necesitaba algo que me aportara calma y me permitiera vaciar y reiniciar mi mente.

A través de la práctica de la Meditación y la Atención Plena, con Gema he aprendido a parar y a desconectar de los problemas, para luego poder conectarme a ellos de nuevo, pero de otra manera, desde otro enfoque y con la “cabeza limpia”, y poder así afrontarlos mejor.

De Gema me encanta su estilo sereno y empático a la vez que claro y didáctico. Si tuviera que resumir en unas pocas palabras qué me aportan sus sesiones, lo haría de una manera muy sencilla: “Me hacen sentir mejor”. Y eso, hoy en día, no tiene precio.

GRACIAS POR AYUDARNOS A CONECTAR CON NUESTRO SER

Encontré el Secreto de Zoe por casualidad y con ello descubrí que hay una manera diferente de manejar los momentos difíciles.

Hoy se, porque El Secreto de Zoe me lo ha enseñado, que no fue por suerte ese encuentro. Yo creé mi buena suerte buscándola y por ello sé, que lo aprendido, el tomar consciencia en la vida de cada cosa que haces, es fundamental para mí.

Busqué y me encontré con Gema, con su voz, que es capaz de llevarte hasta un gran remanso de tranquilidad gracias a sus meditaciones guiadas.

Además, me está enseñando a ver que hay una forma diferente de disponernos hacia la vida. Nos enseña herramientas que me ayudarán siempre.

Gracias por enseñarnos a conectar con nuestro Ser y con el mundo.

Un verdadero placer.

GEMA ES MANÁ CAÍDO DEL CIELO

Conozco a Gema desde hace más de veinte años. La he visto evolucionar, crecer como persona y espiritualmente, dando un giro a su vida de 180º. Me siento afortunada por haber estado presente en el cambio y por haber sido —y seguir siendo— una de sus primeras alumnas, porque a través de sus ojos, la vida se ve mejor. 

Gema enseña a las personas a verse cómo realmente son, sin juzgar. Nos enfrenta con nuestro mejor y nuestro peor yo; y su presencia hace que todo sea un poco más fácil, porque es la red de seguridad que hay abajo, cuando cruzamos el precipicio hacia aquello que no nos gusta de nosotros, que incluso nos asusta, pero que estamos decididos a cambiar. 

Con Gema he aprendido que no todo es caos dentro de la mente, que hay formas de reeducarla, de silenciarla. Me ha enseñado a encontrar el botón de apagado, y con ello mejorar mi calidad de vida, mis horas de descanso y de sueño. Me muestra remansos de tranquilidad en este universo de locos. 

Cuando se la presenté a uno de mis mejores amigos, me dijo que Gema es “maná caído del cielo” y no puedo estar más de acuerdo.  Si has llegado aquí: no lo dudes, estás en el sitio correcto, en el principio de un viaje que con Gema será inolvidable. 

POR FIN, DESPUÉS DE 38 AÑOS, VIVIR TIENE SENTIDO

Cuando no conoces otra cosa más que estar a la deriva y ha llegado el momento del naufragio, sientes que no tienes nada que perder, porque vivir de ese modo es un infierno y ni siquiera hay posibilidad de vislumbrar una orilla. Si además con ningún especialista del “Mar” lo has logrado, la única opción es dejar que ese mar te trague.

Aunque, a veces, un pequeño rayo de sol por la mañana te crea una pequeña esperanza.

Pues así encontré yo a Gema, en el momento de mi mayor encrucijada, cuando ni si quiera se pasaba por mi cabeza remar para intentar buscar una orilla. Hoy sigo pensado que fue un milagro, que el Universo nos cruzara.

No tenía muy claro sus técnicas ni que hacía, pero ¿qué había que perder? El dolor era insoportable y era el momento de tomar la decisión.

La primera sesión fue rara, porque yo iba “a tomarme un Té” con ella, y terminé siendo un mar de lágrimas y contando un montón de cosas que no había hablado con nadie. Pero se encendió una pequeña esperanza desde la primera sesión.

Fueron meses muy muy duros, pero desde el primer minuto supe que esta vez el esfuerzo podía merecer la pena.

Gema me acompaño (y me acompaña) en cada instante. Gracias a ella descubrí que merecía la pena remar porque en el horizonte había una bella isla donde vivir y soñar.

En pocos meses conseguimos que hubiese pequeños ratos al día donde por fin desaparecía la angustia, la ansiedad y los monstruos de mi cabeza. Todo un logro, que me dio la fuerza para esforzarme a seguir “remando”, a desear con todos muy fuerzas ser libre y disfrutar de esa bella isla que empezaba a ver a lo lejos. Descubrí que se podía soñar, aprendí a responsabilizarme de mi vida, y a entender un montón de cosas que desde mi infancia no comprendía.

Os confieso que ella consiguió enseñarme que lo que yo buscaba no era solo ser libre sino ser feliz.

Gracias a Gema estos últimos 2 años y medio han sido los mejores de mi vida. Por fin, después de 38 años vivir tiene sentido. Me ha dado herramientas para poder “entenderme”, “para ser patriota de mi misma” y para conseguir todo aquello que desee. Comprendí que realmente no quería naufragar, era la escapatoria más fácil para huir del miedo y la tristeza.