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La Autoestima
Tendemos a buscar fuera el amor, con lo bello que es amarse a uno mismo, quizá no demasiado sencillo, pero tan bello y tan importante que recuperando ese amor podríamos resolver la mayoría de nuestros problemas.
Cuando somos niños, somos seres perfectos y como tal nos vemos, pues no emitimos juicios contra nosotros, no cuestionamos los kilos que nos sobran, ni los estudios que hemos realizado, no nos comparamos con nadie, lo único importante es que nuestras necesidades básicas estén cubiertas, incluida la posibilidad de soñar.
El problema surge cuando los mensajes que llegan del exterior, esos que van formando nuestras personalidades, nuestros personajes, esos que van difuminando quienes realmente somos, van creando nuevas necesidades que lejos de ser básicas y verdaderamente necesarias, no son más que caprichos sociales sin los cuales nos convencen de que no podemos vivir, pero nada de eso es real.
Tampoco son reales los mensajes, que aunque muchos de ellos sin voluntad de herirnos, aquí no pretendemos culpar a nadie, nos van transformando en un ser inseguro, que además tiende a recrear en sí mismo el trato que ha recibido de las personas cercanas: padres, profesores, personas relevantes en la infancia en general…. .
Nos criticamos, nos juzgamos duramente, nos gritamos al oído que no somos capaces, que no vamos a conseguirlo. Nos insultamos (“seré tonto”), nos despreciamos (“Me ha quedado fatal”), nos castigamos y nos tratamos peor todavía de lo que nadie nos ha tratado.
¿Es esto Amor? Por supuesto que no, entonces ¿Qué es amarse a uno mismo?
En una ocasión Oscar Wilde dijo que “Amarse a uno mismo, es el inicio de un romance que dura toda la Vida”.
En esta sencilla frase englobó toda la esencia de lo que es Amarse, pues solo tú podrás amarte de manera incondicional y además el resto de tu Vida.
No puedes exigir algo así a nadie, ni a tu pareja, ni a tus hijos, ni siquiera a tus padres, que es uno de los amores más puros que existen, pues aunque no quieran y la mayoría no lo sepan, su amor también se ve condicionado por su propio ego. A veces creemos que nuestros hijos son de nuestra propiedad, en vez de aceptar que sencillamente son de la vida.
Un Amor Incondicional es aquel que se siente en lo más profundo, sin condiciones, sin etiquetas, sin ni siquiera capacidad para explicar por qué se ama, se ama sin más, sin recibir nada a cambio más que el propio placer de sentir ese amor tan profundo e intenso. Esa es la verdadera recompensa.
Pero cuidado, porque en el momento en que la causa que motiva nuestra felicidad es una persona o un objeto, perdemos todo nuestro poder, pues cada uno de nuestros actos se verán condicionados por mantener a esa persona cerca de nosotros, pues sin ella nuestra vida perderá todo su sentido.
En ese momento dejamos de ser nosotros mismos y pasamos a convertirnos en un actor que representa un papel, de hombre o mujer complaciente quizá, o persona aventurera, cuando lo que realmente te apetece es quedarte en casa viendo una película, gran cocinero, cuando nunca te ha gustado cocinar y muchas otras veces como víctima, para que la otra persona pueda ser verdugo.
Eso no es Amor con mayúscula, ni siquiera amor en minúscula, eso forma parte del juego del ego, es una adicción, una conveniencia, una costumbre, un apego insano, pero no es Amor.
La única manera de Amar verdaderamente a otra persona es reconociendo que no es lo primero en tu Vida, ni lo único. Forma parte de tu Vida, por supuesto, puedes sentirte muy plena o pleno estando a su lado, puede que una de las cosas que hayas venido a hacer a este Mundo sea amarla, pero no es lo único y ni siquiera lo más importante. Lo más importante eres tú. Es más, solo si eres capaz de amarte a ti mismo, podrás llegar a amar de verdad a otra persona.
En otro episodio hablaremos de las relaciones tóxicas y también del desapego, pero hoy me voy a centrar en el Amor a uno mismo.
Walter Riso, en su libro “Enamórate de Ti”, habla de cuatro pilares fundamentales que configuran la autoestima, si alguno de estos pilares fallara, la autoestima de una persona se mostraría coja e inestable, es más, asegura, si uno solo de estos pilares, a los que él llama los cuatro jinetes del apocalipsis, se desbocara, los tres restantes le seguirían como una manada fuera de control.
Estos cuatro jinetes son: el autoconcepto, la autoimagen, el autorrefuerzo y la autoeficacia.
Vamos a verlos uno por uno, aunque posteriormente, dedicaré un episodio a cada uno de ellos, no solo para conocerlos, sino también para aprender a mejorarlos:
El Autoconcepto
Es el concepto que tenemos sobre nosotros mismos. Qué piensas sobre ti. Muchas veces, la vara de medir que utilizamos con nosotros mismos es demasiado exigente y sobre todo las personas que no se aman, tienden a culparse de absolutamente todo lo que ocurre en sus vidas y a veces incluso en las vidas ajenas.
Una cosa es asumir responsabilidades y tomar decisiones para solucionar problemas y otra muy distinta es caer en el autosabotaje y la autoflagelación. La autocrítica puede ser positiva para aprender y evolucionar, pero en su justa medida, si nos pasamos, nos convertimos en víctimas de nosotros mismos. Tú serás la víctima, pero también tu propio verdugo.
Para desenmascarar a ese autosaboteador, a ese verdugo, observa cómo te tratas a ti mismo: qué te dices, cómo te lo dices, qué te haces a ti mismo.
En el episodio de El Lenguaje Positivo hablamos de este tema, de la importancia que tiene hablarte con respeto, con cariño y compresión. Pero esto no es solo una cuestión del lenguaje que empleas contigo, si no que ese lenguaje manifiesta los pensamientos que tienes sobre ti. Por eso siempre digo que el lenguaje es el vestido del pensamiento.
PROPUESTA: Observa tu lenguaje silencioso, porque te dará muchas pistas sobre qué piensas sobre ti.
La Autoimagen
Es la opinión que tienes de tu aspecto. Vivimos en una sociedad en la que se otorga un gran poder al aspecto físico. En cada época los estándares de belleza han sido unos y todos hemos ido como corderitos adaptándonos a los mismos para poder encajar, para poder destacar o por lo menos para estar entre los del montón, pero por favor, entre los feos no.
La adolescencia, posiblemente sea la época de la vida en la que la autoimagen tiene mayor peso, hasta el punto de ser capaces de quedarnos encerrados en casa por un grano en la nariz o porque todavía no hemos perdido los dos kilos que consideramos que nos sobran.
Lo cierto es que la crueldad de los que nos rodean no ayuda. Pero sin duda, creo que es algo educacional y que no es sencillo cambiar, porque nos lo impregnan en las células desde pequeñitos. Sino, piensa qué dices de un bebé al que ves en su sillita: “Madre mía, pero que cara más bonita, si es que no puede ser más guapo o más linda”.
Y tú, ¿Qué opinión tienes sobre tu imagen? Y sobre todo ¿Cuánto poder le das a tu aspecto? ¿Qué ocurre si dejas de ir a la moda o te sales de los estándares establecidos?
PROPUESTA: Sal un día a la calle a dar un paseo, de un modo que jamás saldrías, o si te parece demasiado, a tirar la basura aunque sea. Por ejemplo, con chándal y chanclas. Con una camiseta muy vieja. Sin peinar o sin maquillar, si siempre te maquillas. Rompe por un día con el patrón de perfección físico. Atrévete a ser diferente. Experimenta esa libertad.
El Autorrefuerzo
Que se refiere a en qué medida te premias y te gratificas. Y no solo me refiero a cuando nos felicitamos por hacer bien las cosas, que suele escasear. Si no también a cuando nos dedicamos tiempo, nos cuidamos, nos enriquecemos, nos premiamos por toda una semana de buen trabajo realizado, por ejemplo.
Se me ocurren mil maneras de hacerte regalos: Una tarde tranquila de lectura o caminando, por el simple placer de caminar, no por tener que llegar a algún lugar. Un buen plato cocinado con cariño y degustado en silencio, saboreando y disfrutando cada matiz. Una noche de ternura y pasión, entregándote al placer de sentir.
PROPUESTA: Observa todas esas veces que pospones cosas que te gustaría hacer y no las haces por falta de tiempo, porque hay otras cosas más importantes que tú. Y esta semana dedícate por lo menos dos horas para hacer una de esas cosas.
La Autoeficacia
Es la confianza y convicción de que es posible lograr los resultados esperados, es decir, cuánta confianza tienes en ti mismo. Del mismo modo que ponerse metas demasiado altas puede hacer tambalear nuestra autoestima, no ponerse metas o rendirse al primer obstáculo también puede ser un problema para nuestro crecimiento psicológico. Si lo llevamos al lenguaje, sería ese “no soy capaz” que estoy segura que alguna vez te has dicho.
Walter Riso dice que con una alta autoeficacia lucharás por lo crees de manera segura y persistente, al margen de lo que ganes.
PROPUESTA: Se trata de una propuesta muy sencilla, sobre todo ahora que ya has practicado el “pillar tus pensamientos”. Observa si en algún momento emites algún pensamiento o incluso palabra del tipo “no soy capaz”, “no voy a poder”, “esto es imposible” y cámbialo por un “Claro que puedo” y ponte a ello.
Así que esta semana tienes muchos deberes, te voy a resumir:
1º.- Observa tus pensamientos y el lenguaje contigo mismo, a ver qué concepto tienes de ti.
2º.- Sal un día a la calle con un “aspecto” que de manera habitual no saldrías.
3º.- Dedícate dos horas a ti, date el merecido regalo que tú elijas.
4º.- Observa si tienes pensamientos de “no soy capaz” y sustitúyelos por “claro que puedo”.
Y no olvides que este camino lo has iniciado porque quieres saber quién eres realmente y sin amarte jamás podrás descubrirlo.
Un fuerte abrazo.
Como siempre, inmensamente agradecida a Borja Niso por acompañarnos con su melodía en el Podcast.
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