Me encanta cuando la gente, ante determinadas circunstancias, te dice eso de: “Es que en esta vida no se puede tener todo”. Y no es que me guste la frase porque opine del mismo modo, sino porque me da la oportunidad de decirles: “Pues no estoy de acuerdo con ello”. Por supuesto que se puede tener todo, lo que no es sencillo, es determinar qué es ese TODO para cada persona.
Si te dejas llevar por el cliché de lo que suelen llamar una vida normal, tener todo sería: salud, dinero y amor. Que ellos lo traducen en: Una familia, es decir, pareja e hijos, una casa en la que vivir, un buen trabajo que te permita una estabilidad económica y buena salud, es decir, no tener una enfermedad grave.
Si alguno de estos aspectos no están en tu vida, es cuando surge esa frase de “es que no se puede tener todo en esta vida”, pero ¿y si yo no quiero pareja? O ¿Y si no quiero tener una casa en propiedad, porque eso implica pagar unos intereses descomunales, a un banco por la hipoteca? O ¿Y si no busco un sueldo exactamente idéntico todos los meses, sino algo menos estable, pero que me permita realizarme a nivel personal y profesional? ¿En esos casos, lo tengo todo o no?
Solo tú puedes decidir qué es todo para ti
Dicen que no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita, yo aquí añadiría una coletilla…pero no te engañes con tus necesidades. Por favor, no seas rácano con tu propia vida.
Una cosa es que dejemos de caer en el hiper-materialismo en el que estamos inmersos en esta sociedad, en la que continuamente nos están generando necesidades innecesarias: más casas, coches más grandes, más ropa, más de todo y otra muy distinta es que caigamos en el conformismo y la resignación.
Vamos a poner ejemplos de autoengaños vitales:
- ¿El trabajo? Bien, me da un buen sueldo todos los meses. A ver, no es mi pasión, trabajo más horas de las que quisiera, no aguanto a mi jefe, además me llevo las preocupaciones a casa, pero según están las cosas, cualquiera lo deja.
- ¿Con mi pareja? Bien, muy bien. La verdad es que estamos muy acomodados el uno al otro. No discutimos demasiado. ¿Sexo? No, no mucho. ¿Conversaciones? Pues lo normal, de los niños, el trabajo y eso. ¿Última escapada los dos solos? ¡Puf! No me acuerdo.
- ¿Qué es lo que más me gusta hacer? Viajar, conocer otras culturas, otros lugares, con sus costumbres, su gastronomía, su gente, relacionarme con esas personas y aprender cosas de ellas, de sus vivencias. ¿Cuánto hace que no viajo? Mucho, mucho tiempo. Entre el trabajo y mi pareja, que no le gusta mucho, los niños, bueno…ya sabes, la vida.
- ¿La Salud? Bien, por suerte. Algunas migrañas de vez en cuando, sobre todo cuando tengo mucho estrés. El estómago, a veces me duele y la garganta me suele dar guerra, en cuanto cojo un poco de frío. Ya sabes, lo normal.
- ¿Qué si soy feliz? Pues no sé, no me planteo esas cosas. Pero a ver, lo tengo todo, imagino que sí, claro, claro que soy feliz.
Y bien ¿Qué ves aquí? ¿Una Vida completa en la que la persona en cuestión lo tiene TODO o absoluta resignación? Quizás si esta persona cambiara su trabajo por desarrollar su pasión, no volvería a tener migrañas o si hiciera de vez en cuando alguno de esos viajes que tanto le gustan, quizás cesaran sus molestias gástricas. O Tal vez, si dijera a su pareja lo que de verdad piensa de la relación, su garganta dejaría de molestar. Quién sabe, es posible…
En cualquier caso, si miras a tu alrededor, la cantidad de personas que tienen una vida de falso TODO es innumerable.
Yo sí puedo tener todo
Y después están esas otras personas, que no son muchas, pero que poco a poco están floreciendo, llenando de miles de colores y matices este mundo en el que vivimos y que todo lo que aportan es enriquecedor, fresco, sano. Son esas personas que dicen “O todo o nada”. Los inconformistas, los leales a sí mismos, los que aman y respetan sus propias necesidades, sin perder de vista las de los demás. Esos que llevan tatuado en alguna parte de su alma: “Hago lo que quiero en cada momento, siempre y cuando no dañe a nadie, ni siquiera a mí mismo”. Un buen amigo les llama valientes, a mí me gusta decir que son personas conectadas consigo mismas. Son las personas que sí tienen TODO.
Y aquí están las claves:
- Saben lo que quieren y no porque nazcan sabiéndolo todo, sino porque han hecho un trabajo profundo de autoconocimiento, que son conscientes que deberán seguir realizando el resto de su vida, pues jamás llegamos a conocernos por completo. En este trabajo, que viven desde el entusiasmo y la expectación, van desenmascarando su ego, quitándose las capas y capas de disfraces y maquillaje que las circunstancias de la vida, la sociedad, la educación, les ha ido poniendo, hasta que empiezan a vislumbrar poco a poco a ese ser que hay debajo de tantos personajes. Y entonces, comienzan a comprender lo que de verdad quieren, porque es en ese momento, cuando empiezan a ver quien de verdad son. No es una tarea sencilla, ni se consigue en dos días, pero es apasionante y muy gratificante.
- Ponen la intención y van a por ello. Una vez que saben lo que quieren, dirigen sus actuaciones a lograr sus objetivos. Formarse, leer, contactar con personas, lo que sea necesario. Pero curiosamente lo hacen desde el fluir, no desde el esfuerzo excesivo o el sufrimiento. Al existir coherencia entre su corazón y su mente, es decir entre lo que dicen querer y lo que de verdad quieren, al estar conectados con ellos mismos, las cosas fluyen de manera natural y actúan soltando el resultando. Como he dicho, se marcan el objetivo y actúan en consecuencia, pero desapegándose del resultado final, si este no es el esperado, no hay cabida a la frustración, pues saben que la Vida siempre les vas a dar exactamente lo que necesiten.
- Tienen cuidado de no perjudicar a nadie, ni a ellos mismo. Y aunque suene un poco absurdo, lo de puntualizar, “ni a ellos mismos”, pues puedes pensar que quién querría hacerse daño. Todos sabemos, que en muchas ocasiones, los mayores damnificados por nuestros actos, somos nosotros mismos. La causa principal es la incoherencia entre lo que decimos querer y lo que de verdad queremos, es decir el desconocimiento de quienes somos.
Con respecto a no perjudicar a los demás, las personas que saben lo que quieren y que fluyen con la Vida, comprenden que no es necesario pisar a nadie para lograr sus objetivos, es más, saben que si para conseguir algo que desean, otra persona debe ser perjudicada, quizá su objetivo no sea el más indicado o buscarán otro modo de lograrlo.
Tareas para la Semana
Si te apetece profundizar más en tí y saber qué quieres y cómo lograrlo, te propongo las siguientes tareas:
- Lee las entradas de Descubre tu Pasión y Fluir con la Vida, te darán claves importantes.
- Sigue trabajando en tu autoconocimiento, escuchando este podcast, leyendo libros de Desarrollo Personal, como “Del Ego al Ser”, de Virginia Blanes o “El Cambio: de la ambición del ego a una vida con sentido” de Wayne Dyer . O viendo videos de YouTube, de personas que te aportarán grandes aprendizajes como Walter Riso.
- Haz un repaso por tu vida, por esas tres áreas: Salud, Dinero y Amor e intenta ser sincero al contestar a la pregunta: ¿Lo tengo todo?
El día menos pensado, te admirarás al ver al Ser valiente que hay en ti.
El Secreto de Zoe