Uno de los grandes beneficios del Mindfulness, además de ayudarte a relajarte, aumentar tu concentración o mejorar tu Sistema Inmunológico, es ayudarte a gestionar tus emociones, pues favorece el desarrollo de la Inteligencia Emocional.
¿Qué es la Inteligencia Emocional?
Durante años se ha utilizado el término de inteligencia, para hablar de habilidades cognitivas para aprender y razonar. Veíamos a un niño, por ejemplo, que sacaba muy buenas notas en clase sin estudiar demasiado y decíamos: ¡Que inteligente es! Quizá fuera una persona con escasas habilidades sociales o que no destacaba demasiado en asignaturas como Educación Física, pero lo único importante era las buenas notas que sacaba en lengua, mate o historia.
Por suerte, ya son muchas las teorías psicológicas que hablan de otros tipos de inteligencia, tan importantes y necesarias como la cognitiva. Ahora ya es reconocida la inteligencia lingüística, la espacial, la musical, la corporal, la social, entre otras y por su puesto la emocional, que es de la que vamos a hablar hoy.
Podemos describirla Inteligencia Emocional como la habilidad para tomar conciencia de las propias emociones y de las emociones de los demás y la capacidad para regularlas.
Por tanto, no solo es importante que seamos conscientes de nuestras propias emociones, sino también de las emociones de los demás y por supuesto, aprender a gestionarlas.
¿Qué es el Mindfulness?
La palabra Mindfulness significa “Atención Plena” y es una técnica para conectarnos con el presente, sin juicios, es decir, con aceptación de lo que sucede en cada momento.
La Atención Plena es una técnica que nos ayuda a ser conscientes de lo que pasa por nuestra mente y reconocer las emociones que se producen en nosotros con cada pensamiento, justo en el momento en que están ocurriendo.
Viendo ambas definiciones, podemos pronto interrelacionarlas, ya que precisamente, el Mindfulness nos ayuda en esa toma de conciencia de nuestras propias emociones y en la capacidad para regularlas, es decir, nos ayuda a desarrollar nuestra Inteligencia Emocional y por tanto, a gestionar nuestras propias emociones.
Veamos de qué manera… .
5 Claves para Gestionar tus Emociones con Mindfulness
- En primer lugar, debemos entender que no hay emociones ni positivas, ni negativas. Normalmente pensamos que la ira o la tristeza pueden ser negativas y sin embargo la felicidad es positiva y no es así. Todas las emociones tienen su función, el problema está en que se manifiesten de manera descontrolada. Una excesiva felicidad, fuera de control y fuera de lugar, supongamos, por ejemplo, en un entierro, no parecería positiva en absoluto. Sin embargo, la tristeza en una situación así, sí tiene su razón de ser, es fundamental aceptarla, reconocerla, dejarla ser, permitir que se manifieste, para poder realizar el proceso de duelo correctamente. Por su puesto que a nadie le gusta sentirse triste, pero si se tapa una emoción en el momento en que debe expresarse, toda la potencia que la misma tiene, toda esa energía, acabará saliendo por algún lado, de manera descontrolada.
- Desarrollar la Autoconciencia Emocional: ser capaces de conocer nuestras propias emociones e identificar en qué estado emocional nos encontramos en un momento concreto. Si no eres capaz de identificar qué ocurre en tu interior, si no puedes, por ejemplo, diferenciar si lo que sientes es rabia o frustración, jamás podrás gestionar tus propias reacciones. Por tanto, es importante identificar las emociones y también saber nombrarlas, expresarlas, mostrarlas.
- Regular nuestros Impulsos. Aunque, como acabo de decir, es beneficioso ser capaz de expresar y mostrar nuestras emociones, también es cierto que debemos saber regularlas y ser capaces de prever las consecuencias que pueden tener tanto a corto, como a largo plazo. Esto es lo que muchas veces escuchamos de “antes de actuar cuenta hasta 10”, pues me parece una idea estupenda. Conozco a varias personas, muy impulsivas que han logrado regular esos impulsos, así que estoy segura de que tú también podrás, si te lo propones. Te propongo un ejercicio muy sencillo de respiración. Ante una situación en la que sientas como te empieza a hervir la sangre, el fuego nace de tus entrañas y está a punto de salir por la boca, arrasando con todo lo que tenga por delante. En ese momento en el que aún no haya salido nada de tu boca, toma una respiración profunda, sostén el aire tres segundos y después suéltalo despacio, muy despacio, si ese fuego sigue presente, repite el ejercicio de nuevo y si hace falta, una tercera vez, te aseguro, que después de esto estarás mucho más calmado.
La clave está en “pillarte” antes de que explotes, es cuestión de práctica, cada vez serás capaz de pillarte antes y tirar del freno de mano.
APUNTE: Con esto no quiero decir que debas evitar todo tipo de discusiones y siempre tragarte lo que piensas o quieras decir. Eso no es gestionar tus emociones, lo que quiero transmitirte es que va a ser mucho más beneficiosos para todos y por supuesto para ti, transmitir a la persona que tienes en frente lo que quieras de un modo controlado, de un modo en el que después recuerdes que es lo que has dicho y no tengas que arrepentirte de nada. Quizá esto requiera hablar de un modo más lento del habitual, porque tengas que estar pensando en qué decir, no pasa nada, insisto, es cuestión de práctica.
- Para tu Mente. Muchas veces el estado emocional en el que te encuentras, te lo has provocado tú mismo. Según te levantas, se te mete una idea en la cabeza y no paras de darle vueltas hasta que montas en cólera o te deprimes. Quizás tengas motivos para enfadarte, pero ¿hasta ese punto? Cuántas veces has sentido que alguien está ”raro” contigo y tú te “comes la cabeza” hasta que llega un punto en que te enfadas. Al día siguiente la ves, hablas con ella y te cuenta lo mal que lo ha pasado por un asunto personal. Pues ya sabes… para tu mente, porque a veces juega malas pasadas. Otra opción por supuesto, es que a esa persona sí le pasara algo contigo, pues pregunta ¿de qué te sirve tirarte todo un día dándole vueltas? Te invito a que leas el post ¿Qué es la Meditación y cómo practicarla?, como técnica para aprender a calmar tu mente.
- Reconocer las Emociones de los demás, lo cual nos permitirá empatizar con ellos. En esa comprensión se ven implicados tanto lo que las demás personas nos cuentas, como los gestos o expresiones que realizan, es decir, la comunicación verbal y no verbal. Reconocer esas emociones es el primer paso para entenderlas e identificarnos con ellas e incluso llegar a regularlas.
Somos seres sociales, eso es innegable, la interacción con los demás es obligatoria y necesaria en muchos casos, salvo que seas un ermitaño. Por eso, es fundamental desarrollar habilidades sociales para tener buenas relaciones con los demás, la empatía, la asertividad, el respeto, la comunicación efectiva. Ninguna de estas habilidades podrá manifestarse sin una educación emocional adecuada.
Y ten en cuenta que para cualquiera de estos puntos hay que estar en constante Atención Plena. Es lo que se requiere, atención a tus emociones y al modo de regularlas, atención a las de los demás, atención a tus pensamientos. Siempre Atención, de este modo podrás gestionar tus emociones de un modo eficaz. Te invito a leas el post ¿Qué es el Mindfulness? , cuya traducción, como hemos visto, es Atención Plena o Atención Consciente.
El Secreto de Zoe